LA CRONICA Lima 20-05-1984
LA CRONICA, Lima, 20 de mayo de 1984
De ideas claras: Wolfsdorf
Hace ocho años apareció de incógnito en Borkas, aunque no por eso era menos.
Felipe Wolfsdorf se ha encargado de recoger del mundo su fundamento, su razón de ser pictórico; ha hecho una síntesis de la naturaleza y volcado su corazón en los pinceles.
El es como la barbilla cana que denota su madurez, un artista maduro que vive su tiempo al compás de la espátula entre sus manos, el cigarrillo entre labios, la simbiosis de peruano con lo rioplatense, lo argentino.
No se define, porque ¿a quien le gusta hacerlo? Se lo deja para sus críticos, sus apologistas: su ego no va con autodefiniciones, más bien raya con una personalidad que busca que lo sientan. No a él como individuo, sino como artista; como hombre que es, un hombre que pinta, que dice que la pintura más que entenderla hay que sentirla, hacerla carne de nuestro espíritu, convertirla en pasión que estalle nuestra decrepitud: es un artista.
Wolfsdorf es de ideas claras: “Yo no concibo el arte sin la participación del ser humano”, “mi lenguaje pictórico es vital y es la razón por la cual vivimos”, “la pintura más que interpretarla hay que sentirla”. Este es el hombre de la calle Ocharán. (A.B.F.)